El mito de la felicidad eterna
- Mariana Almazán Rosas
- 9 dic 2016
- 2 Min. de lectura
Durante mi practica como psicoterapeuta he aprendido muchísimas cosas les quiero compartir algunas:
1.- Cada persona es un mundo muy diferente, único y especial.
2.- Jamas se deben de dejar de lado las tradiciones y las creencias religiosas de cada persona.
3.- Se debe de tener mucho respeto por la forma de pensar, vivir y comportarse a la hora de tratar a un paciente.
Sin embargo, hay ciertos pensamientos con los que me encuentro de manera recurrente como el de pensar que las emociones negativas son anormales, extrañas al ser humano y que no debe sentirlas.
Creo que son aprendizajes que hemos tenido a través de experiencias de otros pues emociones como tristeza, enojo, preocupación, desilusión, decepción, incomodidad, envidia hemos visto que al sentirlas sentimos malestar y el malestar es lo contrario a la calma y la tranquilidad, que lo normal es sentir calma y tranquilidad y que si no la tienes entonces estas mal.
Pero, ¿Como dejar de sentir estas emociones si son propias del ser humano? Muchos pacientes llegan a consulta estresados y desesperanzados pensando que no tienen solución porque simplemente estas emociones vuelven a aparecer.
Entonces, lo que yo les digo:
Esta bien, te entiendo.
Y le propongo: ¿Has intentando aceptar estas emociones como parte de la naturaleza humana? ¿Que seria diferente si tu intentaras aceptar esto?
Tener emociones negativas de manera momentanea es totalmente saludable, querer evadirlas, suprimirlas, huir de ellas es absurdo, porque son parte de nosotros.

Por otro lado, la felicidad ininterrumpida es poco saludable, imagínate que siempre viviéramos felices, que nada nos afectara, que no sintiéramos otra emoción, simplemente no haríamos nada, no tendríamos ganas de superarnos, de vivir, incluso interferiría con nuestra manera de relacionarnos y sentir empatia, si no sintiéramos mas que felicidad, dejaríamos de ser solidarios y nos convertiríamos hasta en psicópatas, la incertidumbre nos hace experimentar cosas, la preocupación nos hace movernos y sobrevivir ante la vida, la tristeza nos ayuda a reflexionar si así queremos seguir viviendo, nos ayuda a desahogarnos a saber que queremos, el enojo nos ayuda a saber que algo nos importa y que queremos que algo sea diferente; nuestras emociones nos comunican siempre, ser aliadas de ellas y saber interpretarlas es increíblemente útil.
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